Los Montes de Piedad tienen su punto de partida conocido en Italia (año 1462) por iniciativa de los padres franciscanos de Perugia. Una labor que en España tuvo paralelismo, primero, con las denominadas Arcas de Limosnas (año 1431), que hacían préstamos prendarios en especie, sin interés y por un plazo no superior a un año con la posibilidad de vender las prendas en caso de no ser rescatado el préstamo. Poco después surgieron las Arcas de Misericordia o Alholíes, instituciones dedicadas inicialmente al aprovisionamiento de grano en los años de bonanza a fin de garantizar el consumo de pan en los años de escasez, y luego a la concesión de préstamos en especie.Pero el primer Monte de Piedad propiamente dicho, apareció en Madrid, por iniciativa del sacerdote aragonés Francisco Piquer, que el día 3 de diciembre de 1702 depositó en una cajita un simbólico real de plata que habría de ser el fundamento de un Monte de Piedad, con un doble objetivo: Para beneficio de vivos (mediante préstamos prendarios a un bajo interés); y para difuntos (misas y novenas).
A pesar de su larga trayectoria en España, algo más de 300 años en funcionamiento, los Montes de Piedad mantienen intacta la finalidad para la que se crearon, como la alternativa más transparente para luchar contra la exclusión financiera y las prácticas usurarias.
Los Montes de Piedad una opción para quienes necesitaban un préstamo inmediato, empeñando joyas elaboradas con metales o piedras preciosas como garantía que podían recuperar en un amplio plazo establecido. Hoy en día, el crédito prendario y el papel de los Montes de Piedad siguen plenamente vigentes y para millones de personas en el mundo representan la mejor vía para acceder a un crédito de concesión inmediata en condiciones financieras no abusivas.
El Monte de Piedad de la Fundación Obra Social de Castilla y León (MonteCredit) procede de las distintas absorciones y fusiones de las antiguas Cajas de Ahorros que dieron origen a esta entidad.